viernes, 22 de junio de 2007

Paciencia

El hombre con más paciencia del mundo se sentaba en un banco al lado de la Plaza Mayor. Nadie se sentaba a su lado en ese banco, ni siquiera las palomas. A veces, pasaban los chicos que acababan de salir del colegio y le gritaban e insultaban.
El hombre con más paciencia del mundo sostenía un periódico entre las manos y disimulaba. No leía de verdad; esperaba algo. Pero nadie sabía qué.
Un periódico inglés ofreció diez mil libras a quien descubriera qué era lo que estaba esperando, pero nadie consiguió averiguarlo. En la única entrevista que se avino a conceder a un corresponsal de la CNN, el hombre con más paciencia del mundo dijo que esperaba muchas cosas, pero que ése no era el lugar adecuado para especificarlas.

- ¿Pues cuál es ese lugar? - le interrogó el periodista.

Pero el hombre no le contestó, sino que se limitó a esperar la siguiente pregunta.
Esperó, esperó y siguió esperando, hasta que finalmente devolvieron la conexión al estudio. Gente de todo el mundo llegaba en peregrinación hasta él en busca de su secreto: brokers hiperactivos, estudiantes histéricos, artistas que se habían automutilado ante la impaciencia de alcanzar el cuarto de hora de fama que se les había prometido..
El hombre de la mucha paciencia no sabía muy bien qué es lo que les tenía que decir.

- Afeitaos - soltaba siempre al final, afeitaos con agua caliente, que relaja mucho.

Y todos los hombre corrían como locos a los cuartos de baño y se hacían mil y un cortes.
Las mujeres decían que era un machista, que su respuesta excluía de facto la posibilidad de cualquier hija de Eva de llegar a una situación de relajación. Las mujeres opinaban también que era muy feo.
El hombre con más paciencia del mundo se quedaba dormido en el banco con los ojos entrecerrados. Soñaba con meteoritos que impactaban contra el suelo con el estruendo de un autobús, con volcanes que entraban en erupción y soñaba con que una chica a la que amaba desde hacía ya muchos años se separaba de su marido piando como los pájaros.
A dos metros de él, una pareja de palomas intentaba sacarse los ojos una a otra. Ni siquiera se peleaban por comida, sino que lo hacían porque sí.

- Afeitaos - les aconsejó el hombre en medio de su duermevela, afeitaos con agua caliente, que relaja mucho.

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lunes, 18 de junio de 2007

Se acabó!!

Soy feliz!! Soy libre!! Ya he acabado todos los exámenes de selectividad!!
Lo peor ha sido la espera. La semana en la que me desesperaba porque no conseguía estudiar. El estrés de saber que no debía perder ni un segundo en cualquier cosa que no fuese estudiar. Sentirme culpable porque al final acababa perdiéndolo...
Durante la selectividad "me lo pasé bien". No estaba nerviosa (sólo el primera día) porque sabía que con aprobar tenía suficiente para hacer la carrera que quiero hacer.
Eso si, los exámenes me han salido de culo comparados con los del curso y lo que peor me ha sentado ha sido hacer mal el de Lengua y Literatura... Dejar a Baroja a medias, hacer un comentario como si fuese una niña de 9 años...
Espero aprobar por lo menos, porque hacer la selectividad otra vez en Septiembre sería horrible...
Hoy he descubierto que soy adicta a la cocacola. Esta mañana he ido a buscar una al frigorífico y al ver que no quedaba ni una, me he dirigido a mi habitación donde he encontrado esto:



No he contado las latas que había, pero me han sobrado para hacer esto:



Y vosotr@s... ¿sois adict@s a algo?

viernes, 15 de junio de 2007

La evolución según los Simpson



¿Cómo es posible que después de tragarme tantos capítulos de los Simpson no haya visto este?

Y lo que es más importante...¿qué dice Marge al final y en qué idioma lo dice?

Misterios sin resolver.

viernes, 8 de junio de 2007

Haciendo deporte

Hoy he empezado las clases de aerobic. Al principio no me atraía mucho la idea, pero el hecho de que fuese en Madrid hizo que me lo pensase y cuando mi ex me pidió que fuese con ella no pude negarme.
El caso es que entro en el gimnasio y mi ex no aparece por ningún lado. ¡Como no venga la mato!
De repente, aparece a mi derecha un diablillo quichitín que me dice al oído:
- La matas a polvos. Anda que no está güena ni ná!
Sacudo la cabeza y de mi hombro izquierdo emerge un angelito que me dice:
- No Allegra, no. Recuerda que te prometiste a ti misma que no volverías con ella.

De pronto aparece por la puerta. Está guapísima con su nuevo corte de pelo…
(El angelito me da un codazo y el diablillo le pincha un ojo al angelito con el tridente. Fin de la discusión)

Entonces se pone en medio de la clase y se presenta:
- Hola, me llamo S. y voy a ser vuestra profesora de aerobic.
Me mira y me sonríe. Seguro que por dentro se está descojonando de la cara que he puesto. Pone la música, nos enseña unos pasos y empezamos.

La hora y media de clase puede resumirse así:
a) Casi me mato en un movimiento extraño.

b) A la de al lado le pasó lo mismo que a mí pero sin el "casi" y acabó en el suelo.

c) Culo de mi ex. Uno, dos, tres, cuatro. Gota de sudor cayendo por su espalda... Arriba, abajo...

Cuando acaba la clase me acerco a ella y me empieza a decir que es que el otro trabajo era una mierda, que no tenía futuro, que qué guapa estoy con esa camiseta, me mira las tetas, me da un beso en la mejilla y me susurra al oído:
- Te veo mañana.

Necesito una ducha muuuy fría… ¿dónde están los vestuarios? Mientras me estoy duchando oigo que se abre la puerta de la ducha. No veo nada porque tengo jabón en los ojos así que, extiendo la mano para cerrar la puerta y… toco otra cosa. Más…blandita.
Después de aclararme los ojos veo que mi ex se está metiendo conmigo en la ducha y… en cuestión de segundos estoy empotrada contra la pared y con jabón por todo el cuerpo.

No está bien liarse con una profesora… ¿o si?

miércoles, 6 de junio de 2007

Tu perfume

No quieres decirme cuál es tu perfume. Ese que tantas veces has dejado en mi piel, en el que intentaba sumergirme cuando me alejaba en el autobús después de comernos la boca a escondidas, después de susurrarnos al oído palabras que sólo sabemos tú y yo, secretos que nadie más conocerá.
Tu perfume sólo dura una hora y media en mi cuerpo. Olfateo mis brazos, los cuellos de mi camisa como un perro en busca de un hueso… de tus huesos, de tu piel tan suave que a veces mis dedos no pueden evitar resbalar y caer, caer y resbalar… y me pierdo en ti…
Y te pierdo.